Bajo la dirección de Lindsey Cordero y Armando Croda, el documental Ya me voy vuelve a invitarnos a la reflexión sobre un fenómeno tan complejo como la migración.
Ya me voy (I’m leaving now, título original) es un documental dirigido por Lindsay Cordero y Armando Croda que se estrenó en 2018. Es una producción que trata de mostrar el rostro más humano de la migración, más alejado de la connotación política que tiene dentro de los discursos de los jefes de Estado. Ante todo, el fenómeno migratorio involucra y afecta a personas de carne y hueso.
Este documental se estrenó en la comunidad de Las Patronas, Veracruz, tan solo a unos metros de donde corre La Bestia. Así se llama el tren que es utilizado por miles de personas procedentes de diferentes comunidades de México y Centroamérica para llegar hasta la frontera. Ahí fue donde la gente comenzó a escuchar la vida de Felipe, un migrante que se fue para el otro lado…uno de tantos.
Sinopsis
Felipe lleva 16 años en Brooklyn, Nueva York, juntando botellas y enviando la mayor parte del dinero conseguido a su familia en México. Es un inmigrante indocumentado que no tiene descanso, pero que después de tanto tiempo sueña con reunirse con su familia en territorio nacional. Lo ha decidido, es tiempo de volver con sus seres queridos. Sin embargo, se entera de que su familia se encuentra con grandes deudas y, por consecuencia, es necesario que permanezca en el país vecino para seguir apoyando con los gastos.
Tráiler del documental Ya me voy
Ya me voy es una producción de Group Effort Films y Mumedia, una cinta que lleva fotografía y edición del propio Armando Croda. Junto con Lindsay Cordero, ambos lograron reunir hasta 75 horas de material, cuando la idea era tan solo hacer un cortometraje. Al final, las grabaciones rindieron lo suficiente para sacar adelante un documental más elaborado y extenso.
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Reparto
Felipe Hernández es el protagonista de este documental, el cual se entremezcla con diferentes elementos de ficción para ganar fuerza narrativa. Cabe mencionar que se trata de una historia real, la cual inició mucho antes de lo que muestra la producción de Cordero y Croda. Él viajo para Estados Unidos en 1995, dejando atrás a su esposa y a 5 hijos con la consigna de ganar suficiente dinero durante 2 años. Al final, se convirtieron en más de 15.
“Empezó siendo un cortometraje porque al principio pensábamos que se iba a ir pronto. Pero al postergar su regreso la historia se fue haciendo más compleja. Nos enteramos de que no podía irse por una deuda, y nos concentramos en explorar la soledad de alguien que vive una experiencia como esa”, expresó Lidnsay en una entrevista para gatopardo.com
De igual manera, Felipe dijo que participar en el documental Ya me voy fue una experiencia complicada. El indocumentado recalcó que, por momentos, no sabía cómo lidiar con el constante asedio de la cámara, a sabiendas de que era algo necesario para sacar adelante el proyecto.
Crítica del documental Ya me voy
En su reseña para El Universal, el periodista Alejandro Alemán reconoce el esfuerzo para mostrar un rostro que marcha paralelo a lo que conocemos sobre la migración. El crítico encuentra valor en esta propuesta, ya que nunca sobran las historias verdaderas y auténticas que viven millones de compatriotas del otro lado del río.
“Con su documental, Lindsey Cordero y Armando Croda entregan el Lado B de la migración (…) En el camino ilustran una Nueva York Multicultural”, indicó.
La opinión de Alemán contrasta con el análisis (un tanto superfluo, si nos preguntan) del periodista Keith Uhlich para The Hollywood Reporter.
“Es como si Cordero y Croda intentaran construir el drama en lugar de extraerlo espontáneamente, considerando de antemano que la vida de Felipe no es tan interesante”, indicó.
Por su parte, Frida Jasso parece más sensata al resaltar las debilidades a las que se refiere Keith, pero reconociendo que se trata de una producción correcta y de adecuada manufactura.
“Es un documental donde la mano de los directores es visible, en la elección de los momentos privados de Felipe, o por la cercanía de la cámara con este, donde se nota un nivel de manipulación a veces excesivo. Si bien en su factura es una película académica y correcta, el personaje se agota a la mitad del metraje y se siente reiterativo al final de los 75 minutos de duración (…) Aún así, Ya me voy bien vale la pena ser visto”, consideró para correcamara.com.mx.
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