El sueño de la mayoría de las personas es tener una casa propia. Si posees la solvencia financiera para hacerlo, la inversión en una propiedad es lo mejor que puedes hacer. Sin embargo, existen situaciones y escenarios particulares que pueden llevarte a considerar el posible arrendamiento de una vivienda. Entonces, ¿qué me conviene? ¿Arrendar o comprar una casa?
Es evidente que se trata de una de las decisiones más importantes por tratarse de una inversión significativa. Si decides arrendar una vivienda, asumirás el compromiso de pagar una cantidad establecida durante el tiempo que dure el contrato. Por el otro lado, la adquisición de una propiedad puede llevarte a pagar una suma inmediatamente superior o, en su defecto, adquirir una deuda significativa durante un plazo mucho más prolongado.
La pregunta sobre la conveniencia de arrendar o comprar una casa no tiene una respuesta sencilla. Lo más fácil sería concluir que adquirir una vivienda siempre es la mejor opción a largo plazo. Sin embargo, existen situaciones donde tener una propiedad en arrendamiento es la mejor alternativa. Por ello, conviene hacer las aclaraciones y subrayar los pros y contras de cada situación.
Pros y contras de arrendar una casa
En una visión a corto plazo, el arrendamiento de una casa será más económico que la adquisición de una propiedad. Si planeas quedarte poco tiempo en un lugar por un tema profesional o laboral, no hay duda de que arrendar una vivienda es la mejor opción. Aunque es verdad que los pagos mensuales no generan capital, también es cierto que podrás finalizar el contrato fácilmente cuando llegue el momento de echar raíces y enfrentar una inversión inmobiliaria.
Si te encuentras en el dilema de arrendar o comprar una casa, debes realizar el costo entre pagar un alquiler o una adquisición total. En algunas ocasiones, arrendar puede ser más económico, sobre todo, por los costos iniciales de una operación de compra. En estos casos, se debe contemplar un pago inicial, costos de cierre y mudanza, gastos de renovación y otras tareas de mantenimiento que no enfrentarías como arrendatario.
Otro aspecto que considerar es la situación de la economía y el sector inmobiliario. En algunos períodos, el valor de las viviendas puede experimentar una contracción o, en su defecto, un crecimiento muy ligero. Si rentas una vivienda, no tendrás que preocuparte por la devaluación del inmueble, sino únicamente en la renegociación de las mensualidades cuando llegue el momento de firmar un nuevo contrato de arrendamiento.
Por otro lado, la misma flexibilidad para firmar o no otro contrato es un beneficio para el arrendador. De forma imprevista, el propietario de la casa podría informarte que decidió vender la propiedad o que necesita que el lugar sea desocupado para cuando termine el contrato vigente. Aunque tendrás cierto margen para planear la mudanza, será una experiencia molesta si no tenías pensado abandonar el lugar en un par de años.
Pros y contras de comprar una casa
En esta situación, los pagos son generadores de capital, por lo que estarás construyendo un patrimonio. Además, los movimientos en el mercado inmobiliario podrían traer consigo varios beneficios. Por ejemplo, si aumenta el precio de la vivienda, se genera una situación de equidad que podrías aprovechar con la venta posterior de la casa.
De igual manera, los propietarios de una vivienda pueden aprovechar los beneficios fiscales, sin dejar de mencionar que tendrán libertad para realizar modificaciones sobre el inmueble. Aunque estos serán gastos iniciales con los que también tendrás que lidiar, podrían afectar el precio de reventa e incrementar el valor de la propiedad.
A largo plazo, podrías quedarte con la ganancia entre lo que invertiste en la propiedad y el nuevo costo del inmueble. Como puedes deducir, esto dependerá mucho de la dinámica del mercado, ya que es un factor que puede jugar en contra. Imagina que el valor de la casa disminuye por situaciones como una recesión. Para cuando decidas vender, existe la posibilidad de que no obtengas una ganancia tan significativa como esperabas.
Por otro lado, debes tener en cuenta que ser el propietario de una vivienda implica que te harás responsable de las renovaciones y el mantenimiento. Asimismo, tendrás menos flexibilidad para una mudanza. Existen casos donde la gente debe esperar el mejor momento para vender con el objetivo de no ver disminuida su inversión inicial y maximizar las ganancias.
A modo de conclusión, la decisión de arrendar o comprar una casa por el aspecto económico implica evaluar factores personales y externos. Los primeros incluyen las intenciones de echar raíces en un lugar durante largo tiempo y la solvencia financiera, mientras que los segundos están relacionados con los cambios en el mercado inmobiliario.