Paradise es una película de Netflix que no tarda nada en meternos en la trama. Acomoda el escenario con un comercial que nos presenta el dilema ético detrás de Aeon. Así es como trata de enganchar al espectador introduciéndolo en una sociedad distópica, basada en una tecnología tan sorprendente como estremecedora. Esta crítica de Paradise reconoce que el filme parte de una premisa a la que resulta difícil resistirse, pero que da la sensación de no acabar de explotar.
Bajo la dirección de Boris Kunz, Paradise es un largometraje que invita a reflexionar sobre la vida, el valor del tiempo y las injusticias del sistema capitalista. Al mismo tiempo, se esfuerza por acompañar esos pensamientos con un relato emocionante, el cual tiene como elemento central la tragedia y el drama de una pareja joven. Esta cinta tiene muchos clichés, pero tiene elementos que le alcanzan para darle un soplo de frescura y vitalidad.
¿De qué trata Paradise?
Paradise presenta la historia de una pareja que disfruta de una relación estable y que parece avanzar en sus objetivos profesionales. Tom es uno de los empleados destacados de Aeon, una empresa cuyo negocio consiste en coordinar la venta de tiempo de vida de las personas. En esta sociedad, los individuos tienen la “libertad” de intercambiar años de vida con otros a cambio de dinero u otros bienes materiales. Aeon es el gigante corporativo que hace posible este proceso a partir de una tecnología disruptiva.
La realidad es que estos intercambios están lejos de ser libres y éticos. Son solo otra relación de compraventa que beneficia a las personas adineradas, mientras que los desfavorecidos son los más afectados. En ocasiones, los años de vida son el único activo que tienen las personas para salir de sus problemas. Las relaciones de poder empujan, incluso a un empleado destacado que lleva una “carrera de libro”, a una situación que le quita la venda de los ojos. Así es como esta historia tiene a un protagonista que pasa de ser “gestor de año” a un luchador social y revolucionario.
La sinopsis oficial de Paradise dice lo siguiente:
“Un hombre descubre el lado oscuro de la compañía de la biotecnología con la que trabaja cuando su esposa se ve obligada a renunciar a 40 años de vida para pagar una deuda”, se puede leer.
El reparto de esta película está encabezado por Kostja Ullman, Marlene Tanczik, Corina Kirchoff, Iris Berben, Lisa Loven Kongsli, Lorna Isheman, Numan Acar y Lisa-Marie Koroll, por mencionar a algunos.
Lo bueno de Paradise
La trama de Paradise arranca de una premisa interesante y el desarrollo es, cuando menos, entretenido. Aquel espectador que busque un largometraje sobre una sociedad distópica con drama y acción va a pasarla bien. El filme no se siente apresurado en colocar sus cimientos para toda la tragedia que llegará después. Pese a ello, avanza con el ritmo necesario para no perder la atención de la audiencia.
Desde los primeros minutos, podemos saber que algo anda mal con esa gran corporación. Aeon es un lobo disfrazado de cordero que sale de cacería únicamente para aquellos que pueden pagar por ello. Jugar con conceptos ambiguos como la vida y el tiempo representa siempre un desafío, pero aquí se toman las salidas sencillas para tratar de exhibir el debate ético.
Los conflictos morales se presentan desde varios frentes. Por ejemplo, tanto Max como Elena difieren en su forma de enfrentar el problema. Ellos atraviesan por distintas etapas que los llevan a dudar sobre cuál es el mejor camino para resolver la injusticia de la que fueron víctimas. Luego está una organización extremista y radical que juzga rápido a culpables o inocentes. Todo está impregnado de las preguntas que arrinconan al capitalismo, incluyendo la relación de la guardia de la familia Theissen y el nuevo integrante del equipo de seguridad.
Los actores también nos regalan interpretaciones convincentes. Tanto Ullman como Kirchoff tratan de abrazar a sus personajes y dejar todas las dudas que los azotan durante su peligrosa misión. Asimismo, destaca la interpretación de Lorna Isheman, aunque da la sensación de que su personaje merecía un poco de mayor desarrollo.
Lo malo de Paradise
Esta crítica sobre la película tiene que decir que Paradise avanza sobre un camino que se puede ver a kilómetros de distancia. El guion es previsible, sobre todo, durante la primera mitad de la cinta. Además, el tema de la gran corporación malvada es un punto de partida recurrente en esta clase de producciones distópicas. El director no hace mucho para matizar los clichés o darle su toque personal, sino que se siente como un thriller que apenas y se despega de caminos ya conocidos.
Al final de la película, queda la sensación de que el director y los guionistas desaprovechan una gran oportunidad para construir algo distinto sobre su premisa. Hay una trama fascinante, apasionada y un talento actoral a la altura, pero la ejecución de las ideas se siente fastidiosa. Además, hay ciertas secuencias que sobran, tiempo que pudo haber sido aprovechado para tratar de que la audiencia se hiciera las preguntas correctas.
Llega un momento de la película donde las preguntas existencialistas se van cayendo a pedazos con cada escape, asesinato y tiroteo. Al final, la sustancia del filme se va escapando por cada uno de esos agujeros, hasta dejar el recipiente completamente vacío.
Conclusión ¿Vale la pena ver Paradise?
Sí, vale la pena ver Paradise. Sin embargo, es un ejemplo claro de lo que sucede cuando tienes una premisa excelente, pero una visión poco madura para desarrollar la historia y ejecutar el concepto.
La crítica hacia Paradise es mixta, pues incluso parece confundir a los periodistas de cine. Eso no ocurre con los trabajos sólidos y convincentes. El problema de esta cinta es que requiere más esfuerzo del que debería por parte de la audiencia para hallar su hilo filosófico. Hay muchas decisiones creativas que lo van sepultando. En la mayoría de los casos, muchos de los espectadores preferirán quedarse en la superficie.
Calificación: 6/10
Y dinos, ¿a ti que te pareció Paradise y cuál sería tu crítica?