Se fabricaron muy pocas unidades de esta joya automovilística, el VLF Force 1 V10, además de ser el ejemplar que fue propiedad del icónico Henry Fisker.
El VLF Force 1 V10 es un deportivo que no se ve a diario en las calles, resultado de una producción limitada y exclusiva. Se trata de una pieza de colección, por lo que la venta de uno de ellos llama la atención de forma inmediata. La expectativa es todavía mayor si el ejemplar que se encuentra disponible en Canepa es propiedad de Henrik Fisker.
Este vehículo de estética agresiva y elegante vio la luz en 2016, cuando cuajó el proyecto encabezado por Gilbert Villarreal, Bob Lutz y el propio Fisker. Fue a inicios de aquel año cuando vimos el poderoso deportivo, el cual está basado en el Dodge Viper de tercera generación.
El diseño del VLF Force 1 V10
Fiel a su estilo y visión disruptiva, Henrik Fisker partió del chasis y la mecánica del modelo estadounidense. Se esforzó por tonificar sus músculos, a través de formas y trazos completamente nuevas que, por momentos, nos hace olvidarnos de la creación de Dodge. Realmente, se trata de un trabajo de recarrozado de alto nivel.
El tren motriz permaneció intacto con su V10 de 8.4 litros, aunque sí se llevaron a cabo algunos ajustes técnicos mínimos. Asimismo, se conservan mandos y algunos componentes interiores que nos refieren al Viper.
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Los retoques mecánicos
Por ejemplo, el motor del VLF Force 1 V10 fue intervenido para optimizar el trabajo de los pistones, la admisión, el sistema de refrigeración y el mecanismo de escape. Las modificaciones dieron los resultados esperados, ya que se logró elevar la potencia hasta los 745 caballos de fuerza. El bloque continúa conectado a una caja manual de 6 velocidades, sin que se diera la opción de montar una transmisión automática.
La configuración del VLF Force 1 V10 le otorgó prestaciones brutales y un desempeño salvaje. Por ejemplo, es capaz de alcanzar los 100 km/h desde el alto total en tan solo 3 segundos. De la misma manera, los conductores de esta bestia pueden llevarlo a una velocidad punta de 351 km/h.
En su momento, el plan original incluía la fabricación de al menos 50 piezas, pero se dice que solo se llegaron a producir 5 de estos monstruos. El gran atractivo del ejemplar en venta es que se trata del coche propiedad de Henrik Fisker, una pieza que no alcanza siquiera los 2,000 km. Es decir, está prácticamente nuevo y listo para que su nuevo dueño lo ponga a prueba en la autopista.
Referencias: motor.es