No estamos en los 90 ni en los 2000, y esa es la maldición de la más reciente película de Lindsay Lohan. Todavía estamos luchando para quitarnos de encima los bostezos. Necesitamos varias tazas de café para completar esta comedia romántica. De hecho, escribir la reseña de Un deseo irlandés (Irish Wish, 2024) es lo que sentimos que más ha valido la pena. No, no es terriblemente mala, pero muchos van a querer pasar de ella en los primeros diez minutos.
Un deseo irlandés es una comedia romántica que se siente fuera de tiempo. Quizá habría sido un éxito a principios de siglo. Sinceramente, no creemos que este sea el camino para tratar de resucitar la carrera de Lohan. Es del mismo tipo de cinta que Navidad de golpe, otra cinta cómoda para una actriz que, según vemos, volverá a quedar en el olvido. Y es que, si la protagonista de Chicas malas no demuestra que puede ofrecer algo diferente, más pronto que tarde dejarán de llegar ofertas a su escritorio.
Este filme cuenta la historia de una escritora y editora de libros que está enamorada de uno de sus clientes, un célebre autor irlandés. Cuando está lista para revelarle sus sentimientos, es testigo del vertiginoso enamoramiento de este hombre con una de sus mejores amigas. En pocos meses, los tórtolos están listos para contraer matrimonio. Sentada en una especie de banca mágica en Irlanda, desea ser ella la que se vista de blanco y, para su fortuna, se cumple su deseo. En todas estas líneas de tiempo alternativas, se topa con un fotógrafo trotamundos que la hará dudar sobre lo que realmente quiere y lo que dicta su corazón. Aquí un montón de romance y cursilería, así que ténganlo en cuenta.
Lo que me gustó de Un deseo irlandés
Los paisajes de Irlanda
El rodaje principal de Un deseo irlandés se llevó a cabo en Dublín, Wicklow y Westport, lugares que logran transmitirnos la belleza del país en cada toma. Sin duda, lo que más disfrutamos fueron las escenas en lugares hermosos como los Acantilados de Moher. Estos últimos se encuentran en la costa suroeste. Para ser más precisos, en el condado de Clare, cerca de Doolin. Sobra decir que son una de las atracciones naturales más famosas de Irlanda.
Donde la historia deja huecos, los paisajes ofrecen suficiente como para recapturar la atención. Quizá haya algunos espectadores que quieran poner a este país en su lista de destinos para vacacionar. No es un secreto que Irlanda es un territorio de gran belleza por sus magníficos jardines, grandes residencias y pubs cálidos para disfrutar de una cerveza tradicional.
Lindsay Lohan tiene sus momentos
Si Un deseo irlandés se estrella, no es tanto por culpa de Lindsay Lohan. De hecho, la actriz de 37 años tiene momentos agradables en pantalla. Todavía conserva parte del carisma natural que le valió ser una estrella juvenil. Sin embargo, nos sorprendió sentirnos cansados y un poco hastiados de verla en un papel extremadamente familiar. Mirarla otra vez atrapada en una realidad alterna por pedir un deseo no fue satisfactorio. De cierta forma, creemos que el elemento fantástico se integra de mejor manera en otras de sus películas como Viernes de locos y Golpe de suerte.
Speelers aporta frescura al género
La elección del reparto no fue equivocada y creo, en general, que atinaron con el fichaje de Ed Speelers como su principal interés amoroso. Si no sales de Netflix, seguro lo recuerdas de las últimas temporadas de la serie You, estelarizada por Penn Badgley. Uno de sus trabajos principales fue Eragon, además de que también es recordado por el papel de Stephen Bonnet en la serie Outlander.
Si bien no hay nada destacado en su actuación, realmente encaja y abraza su papel como un fotógrafo que no quiere ataduras. Incluso logra salir bien parado pese a la torpeza con que fueron escritos todos los diálogos. Asimismo, tiene una química interesante con Lohan, aunque la realidad es que todavía quedan muy lejos de ser una de las grandes parejas del género.
Una comedia que no es pretenciosa
Un deseo irlandés hace lo correcto al presentarse como una comedia de antaño. No pretende más que entregar un romance convencional a los fans más leales del género. Desde los primeros minutos, se muestra sin caretas. Hasta cierto punto, valoramos que se entregue a la idea del entretenimiento fugaz y que no intente dotar de profundidad innecesaria a un guion con tan poca sustancia.
Lo que no me gustó de Un deseo irlandés
Una comedia romántica de fórmula poco original
¡Hay que decirlo! Un deseo irlandés es una película que no tiene ni un gramo de originalidad. En algunos momentos, la copiadera a otras cintas es bastante descarada. Vamos a empezar por decir que la idea de despertar en otra realidad tras pedir un deseo no es lo más auténtico dentro del género. La cinta que combina romance con fantasía evoca a otras producciones que resultaron más disfrutables y frescas en su momento.
La escena donde Maddie y James van a un pub irlandés es la versión chafa y barata de la secuencia donde Jack y Rose se van de fiesta juntos en el Titanic. Por supuesto, aquí no hay emoción alguna.
Un romance forzado
Sentimos que la película tiene muy pocos momentos con Maddie y James juntos. Esta escasez de tiempo o quizá de episodios que sean significativos termina por crear un romance poco natural. Y eso que creemos que ambos actores congeniaban a cuadro. El problema es que vuelven a ser víctimas de un guion débil. Cuando los escritores se dieron cuenta de que se les iba a acabar el tiempo, trataron de empujar todo como se les ocurrió, pero aventaron el coche al barranco.
Para ser comedia, faltan diversión
Esta comedia romántica tiene más cursilería que momentos que te arrancan una carcajada. Ahora que lo pensamos con un poco de objetividad, no hubo ninguno. El sentido de humor es bastante soso. En este aspecto, el largometraje jamás encuentra su ritmo, pues la mayoría de las escenas que pretenden ser divertidas caen en lo ridículo.
¿Vale la pena ver Un deseo irlandés?
¡Y ahora sí! ¿Es una buena comedia romántica o no? Pese a que no quisimos arrancarnos los ojos, creemos que Un deseo irlandés es una mala película. Solo nos atrevemos a recomendarla a aquellos que sean fieles, pero fieles amantes del género. Y estamos corriendo un riesgo, ya que muchos de ellos no encontrarán pizca de encanto. Si algo se puede rescatar es que Lohan sigue teniendo carisma, así como el compromiso de Speelers. Lamentablemente todo termina por derrumbarse gracias a un guion que da tanta vergüenza como para ocultar la cabeza en la tierra.
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