La debacle de Huawei en el mercado de smartphones inició con las restricciones impuestas por Estados Unidos. Donald Trump se convirtió en su mayor némesis, tras acusar a la empresa de tener lazos con el gobierno chino. La compañía lo negó en repetidas ocasiones, pero siempre quedó la duda en el aire. Cuando las cosas parecían calmarse un poco, Huawei vuelve a protagonizar un escándalo de espionaje, tras la filtración de una serie de documentos que vinculan a la empresa con China.
The Washington Post fue el medio que abrió la coladera. La publicación estadounidense difundió una serie de presentaciones de PowerPoint, las cuales pertenecerían a reportes oficiales. El problema es que esos archivos exhiben el trabajo realizado por la empresa para la administración gubernamental. Aparentemente, Huawei desarrolló tecnologías para los campos de trabajo y de reeducación en la región de Xinjiang. Asimismo, colaboró en la instalación de sistemas de vigilancia dentro del territorio.
La divulgación realizada por el medio está basada en el análisis de más de 100 presentaciones de Huawei. El medio periodístico comunicó que esos archivos estaban marcados con la etiqueta de “confidencial”; sin embargo, pudo obtenerlos de un sitio correspondiente a la empresa china. Aunque el escándalo no alude a una estrategia de espionaje externo, expone a la firma como un agente activo que contribuyó al seguimiento interno de la población y minorías étnicas.
Antes de abandonar la Casa Blanca, Trump lanzó un último golpe contra la Huawei. Lo cierto es que el multimillonario logró su propósito durante su período en el gobierno. El entonces mandatario frenó la expansión radical de la marca dentro del mercado de la telefonía móvil. De igual forma, obstaculizó que se concretaran acuerdos entre países aliados con la empresa, los cuales tenían lugar dentro del sector de las telecomunicaciones. Con los nuevos señalamientos, la reputación de Huawei vuelve a estar en entredicho.
El reporte de The Washington Post
Desde hace varios años, Huawei recibe duros cuestionamientos sobre su colaboración en las estrategias de espionaje de China. Sus más grandes detractores están convencidos de que es una compañía aliada de Pekín. Esas sospechas le cerraron la puerta en jugosos acuerdos para la instalación de redes 5G, pese a tener prácticamente pactados los contratos. Tener vínculos con la administración china no sólo resulta contraproducente por la amenaza a la privacidad, sino que también podría desatar una ola de críticas por vulneración a los derechos humanos.
No olvidemos que Huawei señaló en repetidas ocasiones que no vendía equipos ni sistemas a clientes que transgredieran las normas y leyes locales. Por ello, las acusaciones de actuar como proveedor de equipos para la red de vigilancia interna de China echa por las bordas tales aseveraciones.
Las diapositivas resultan alarmantes porque exhibirían los diferentes campos de acción de la colaboración de Huawei con China. Entre ellos, se encuentran los siguientes:
- Análisis de las grabaciones de voz
- Monitoreo de los centros de detención
- Rastreo de ubicación de objetivos políticos
- Vigilancia policíaca en Xinjiang
- Rastreo corporativo de empleados y clientes
Los archivos advierten que Huawei llevó a cabo proyectos conjuntos con otras empresas, a fin de desarrollar diferentes sistemas y plataformas. Por ejemplo, el gobierno pudo haberse servido de sus tecnologías para el análisis de grabaciones de voz bajo la bandera de la seguridad nacional. Lo preocupante es que este último concepto resulta demasiado amplio, ya que deriva en prácticas gubernamentales como la persecución de disidentes, la represión y la desaparición de opositores al régimen.
El reporte de The Washington Post señala que Huawei colaboró para el desarrollo técnico de los programas de recaudación y campos laborales. A la par, ayudó a refinar la red de rastreo de personas de interés, entre los que se encuentran delincuentes y figuras políticas que no comparten la forma de pensar de las autoridades en turno.
La respuesta de Huawei ante las filtraciones
Después de las filtraciones que vinculan a Huawei con espionaje interno en China, la empresa emitió un comunicado para negar tal información. El gigante de telecomunicaciones asiático no reconoció las presuntas dispositivas tomadas de sus servidores y plataformas. En cambio, refrendó que cumple cabalmente con sus compromisos con los usuarios sin servir a la administración central de su país.
“Huawei no está al tanto de los proyectos mencionados en el informe del The Washington Post (…) Como todos los demás proveedores de servicios importantes, Huawei ofrece servicios de plataforma en la nube que cumplen con los estándares comunes de la industria”, sentenció.
Cualquiera que sea la verdad, Huawei vuelve a sufrir otro mazazo directo en Occidente. Las sospechas sobre el fabricante chino van al alza, por lo que bien podrían adoptarse nuevas medidas restrictivas en Estados Unidos o sus países aliados.
The Washington Post reveló esta información en medio de un escenario complicado para Huawei. A la par, repuntó la preocupación de la comunidad internacional por las violaciones a los derechos humanos en China. Esto llevó a la administración del presidente estadounidense Joe Biden a ingresar a la compañía SenseTime Group Limited en la lista negra del Departamento del Tesoro. Precisamente, tomó esta determinación porque la firma está relacionada con tecnología empleada para la vigilancia de minorías en el país asiático.
Huawei necesita mover sus piezas rápidamente, pero es un hecho que ha perdido el impulso que traía antes de la gestión de Trump. Su impacto en territorio chino lo mantienen a flote en determinadas categorías de productos, pero en otras va a la baja de forma significativa.
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