Hay una frase que dice que el éxito está en los pequeños detalles y la construcción de buenos hábitos. Sobre el papel, no hay nada de complicado en mantener el orden en los espacios donde vivimos, estudiamos o trabajamos. Sin embargo, la mayoría falla en conseguirlo o ni siquiera se detiene a reflexionarlo. De acuerdo con diferentes estudios, el desorden tiene el potencial de boicotear tus objetivos profesionales.
¿Te ha pasado que arreglas tu habitación por la mañana y al día siguiente parece que pasó un tornado? ¿Miras hacia tu armario y notas que todas las prendas están fuera de su sitio? Lo creas o no, una reacción común de la gente es voltear la cabeza hacia otro lado, porque siempre es más fácil desviar la mirada que atender o reflexionar sobre un problema que necesita ser resuelto.
En esta ocasión, voy a hablarte sobre la manera en la que el desorden está impidiendo que te acerques a tus objetivos profesionales. La finalidad es que hagas una introspección para ver si te encuentras en uno de estos escenarios. Pero ¿qué sería de este artículo si no te diéramos algunos consejos para resolver la problemática? Al final del día, es que seas capaz de hacer esos pequeños cambios que, con base en consistencia, te ayuden a conseguir tus metas.
¿Cómo el desorden obstaculiza tu camino hacia el éxito?
El desorden merma la productividad
En el mundo vertiginoso de hoy, donde las metas profesionales se erigen como montañas que conquistar, el orden se convierte en un aliado valioso e indispensable. Un escritorio donde reina el caos, lleno de papeles, objetos sin un lugar definido y una atmósfera estresante no solo entorpece el flujo de trabajo, sino que también imprime una huella negativa en nuestra productividad. Está demostrado que el desorden incluye en nuestra concentración y, en última instancia, en nuestras posibilidades de alcanzar el éxito.
El desorden genera mayor estrés
El desorden en el espacio de trabajo no solo tiene repercusiones en el plano estético. Uno no tiene arreglado su espacio únicamente para que sea “bonito”. El desorden es un enemigo silencioso que atenta contra nuestra capacidad de alcanzar nuestros objetivos profesionales. Un entorno caótico dificulta la concentración, desperdicia nuestro tiempo y genera estrés, tres factores que se convierten en obstáculos infranqueables en el camino hacia el éxito.
El desorden causa una mala impresión
En el mundo estudiantil y profesional, la impresión cuenta mucho. Solo ponte en el lugar de un posible empleador, ¿contratarías a un trabajador que no es capaz siquiera de llegar a tiempo, ordenar su espacio de trabajo o que tiene un desorden monstruoso entre sus archivos digitales? El desorden da mala impresión y habla mucho de la seriedad con que te tomas los diferentes proyectos.
Consejos para combatir el desorden
Deshazte de lo que no necesitas
El primer paso para combatir el desorden es una desintoxicación profunda de tu espacio de trabajo. Detente un momento a revisar cuáles son esas cosas que no deberían estar en tu escritorio o en tu estudio. Realmente, ¿necesito tener ese montón de papeles cerca de mí? ¿Qué hace ese electrónico descompuesto en tu escritorio?
Deshazte de todo aquello que no sea realmente necesario, desde papeles viejos hasta objetos decorativos que solo acumulan polvo. Recuerda: el minimalismo no solo libera espacio físico, sino que también libera tu mente. El problema es que son cosas que influyen en cierta capa del subconsciente, por lo que la mayoría comete el error de no darle la importancia adecuada.
Asigna un lugar para cada cosa
Una vez que hayas despejado el área, llegó el momento de asignar un lugar específico a cada objeto. Esto te permitirá encontrar todo lo que necesitas con facilidad, evitando la frustración y la pérdida de tiempo. Utiliza organizadores, cajas y estantes para mantener todo en orden.
Es verdad que podrías utilizar o reciclar cajitas de cartón, pero yo te recomiendo que te vayas a alguna tienda de papelería para encontrar organizadores que se adapten a tu estilo y preferencias estéticas. Hay organizadores originales que resultan extremadamente funcionales y que, además, no resultan tan costosos. El dinero que ocupes para aumentar tu productividad es una inversión.
Establece rutinas de orden y sé consistente
Ser ordenado no se dará de la noche a la mañana, sino que es un hábito que requiere constancia. Establece rutinas de limpieza y organización, y no permitas que el desorden se apodere nuevamente de tu espacio de trabajo. Dedica unos minutos al final de cada día para ordenar tu escritorio, y verás cómo la diferencia se refleja en tu productividad.
En cuanto percibas que tu área de trabajo empieza a ser recipiente de polvo y objetos que no deben estar allí, empieza a realizar las modificaciones adecuadas. Si tu quehacer profesional o sesiones de estudio requieren que te extiendas por todo el escritorio, tómate cinco minutos para recoger los materiales antes de irte a casa, tu dormitorio u otro lado.
Aprovecha tus organizadores
Los organizadores no son solo elementos decorativos, son tus aliados en la batalla contra el desorden. Utiliza cajas, separadores, archivadores y otros elementos para mantener tus documentos, herramientas y objetos personales en orden. Invertir en organizadores de calidad te ayudará a mantener tu espacio de trabajo impecable a largo plazo.
Hay personas que gastan mucho tiempo buscando documentos que no están donde deberían. Frases como “lo acabo de ver”, “si yo lo había dejado aquí” o “es que seguramente alguien me lo movió” solo son pretextos y excusas que no sirven de nada y que terminan atacando nuestra capacidad productiva. Si no corriges el desorden, estarás varios pasos de tus objetivos profesionales.
Asegura una buena iluminación
Otro factor clave que influye en nuestro subconsciente y que afecta la productividad es la iluminación. Un lugar con escasa luz generará una sensación de incomodidad y rechazo. Además de ser malo para la salud visual, te golpeará en el ánimo.
La iluminación adecuada es fundamental para crear un ambiente de trabajo productivo y agradable. Permite que la luz natural entre en tu espacio de trabajo y, si es necesario, complementa con iluminación artificial. Un espacio bien iluminado te ayudará a concentrarte mejor y a reducir la fatiga visual.
Dale un toque personal a tu espacio
¡Aquí hay algo divertido! Tu espacio de trabajo no solo debe ser funcional, sino también un reflejo de tu personalidad. Agrega elementos decorativos que te inspiren y te motiven, como fotos de tus seres queridos, frases inspiradoras o plantas naturales. Un espacio personalizado te ayudará a sentirte más cómodo y productivo.
¡Tampoco se trata de meter todo lo que puedas y convertirlo en un exhibidor de tus hobbies! Simplemente, añade algunos elementos simbólicos o que consideres necesarios para acordarte de por qué estás haciendo las cosas, tus metas y otros elementos valiosos en tu vida.
Añade un elemento natural
Las plantas no solo decoran tu espacio de trabajo, sino que también aportan frescura y vitalidad.
Además, se ha demostrado que las plantas mejoran la calidad del aire y reducen el estrés, lo que te ayudará a trabajar de forma más eficiente.
Dedica tiempo periódico a la limpieza
El orden no es algo que se logra de la noche a la mañana; es un proceso continuo que requiere dedicación. Si te has dado cuenta de que vives en desorden y que está afectando el camino hacia tus objetivos profesionales, necesitas resolverlo cuanto antes. Sin embargo, siéntete orgulloso, reconocerlo es el primer paso.
Dedica un tiempo periódico a la limpieza y organización de tu espacio de trabajo, y no permitas que el desorden se acumule nuevamente. Invierte en tu futuro profesional creando un espacio de trabajo que te inspire y te motive a alcanzar tus metas.
¿Del 1 al 10 qué tanto desorden hay en tus espacios y cómo sientes que afecte la ruta hacia los objetivos profesionales? ¡Te leo!
