En los últimos años, hemos sido testigos de la proliferación de diferentes tipos de leche, incluyendo aquellas que se preparan con ingredientes bastante exóticos. El mayor número de ofertas en el mercado responde, en cierta medida, a la preocupación de un sector de la sociedad sobre la conveniencia de la tradicional leche de vaca. Así es como encontramos proveedores de leche de cáñamo, almendra o avena.

Si bien en años anteriores dábamos por hecho que la leche tradicional ofrecía numerosas ventajas para la salud humana, esta idea perdió fuerza y es duramente cuestionada por algunos miembros de la comunidad científica. También es posible encontrar estudios e investigaciones que advierten sobre los riesgos de beber demasiada leche durante la etapa adulta.

Contrario a lo que solía asumir como una verdad absoluta, hay personas que aseguran que beber leche no ofrece una protección adicional para prevenir fracturas de huesos. Incluso, hubo investigaciones que vincularon su ingesta excesiva con un mayor riesgo de muerte. Por supuesto, hay que tomar toda esta información con pinzas, ya que en muchas ocasiones dichos estudios no consideran todas las variables o se llevan a cabo con sesgos importantes.

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Los ingredientes y la composición de la leche

Antes de emitir cualquier juicio o adentrarnos en el tema, es importante conocer cuáles son los ingredientes y la composición de la leche. Después de todo, esto nos llevará a saber si conviene su consumo y en qué medida. De acuerdo con los expertos, los principales componentes de esta bebida son el agua, grasas, proteínas, lactosa y minerales. Sin embargo, también encontramos sustancias como pigmentos, enzimas, fosfolípidos, vitaminas y gases.

De acuerdo con información tomada de la base de datos de composición de alimentos del USDA, una tasa de leche de vaca entera con 3.25% de grasa proporciona lo siguiente:

• 149 calorías
• 88% de agua
• 7.7 g de proteínas
• 11.7 g de carbohidratos
• 12.3 g de azúcar
• 8 g de grasa

La mayoría de las organizaciones sobre nutrición reconocen que la leche tiene aportes nutricionales que son difíciles de suplir con otros alimentos. De acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición (FEN), armar una dieta con la cantidad precisa de leche puede proveer hasta el 33% de las proteínas diarias que requiere el organismo. Sin embargo, también reconocen la necesidad de apostar por el consumo de leche con bajo contenido graso, a fin de evitar enfermedades cardiovasculares.

Hablando de las proteínas como ingredientes o nutrientes de la leche, se pueden dividir en 2 tipos acorde con su solubilidad en agua. Las insolubles reciben el nombre de caseína, mientras que las solubles se llaman proteínas de suero. La caseína, la más abundante, destaca por su capacidad para facilitar la absorción de minerales y colabora a mantener una presión arterial baja. La segunda favorece el crecimiento y mantenimiento de los músculos.

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Los beneficios de la leche en la salud

La riqueza de la leche en calcio, fósforo y vitamina D es la principal razón por la que los nutriólogos siguen incluyendo la leche fresca de vaca en la dieta humana. Se asume que es una bebida equilibrada cuya adecuado consumo favorece el crecimiento y la conservación de la salud. A continuación, te presentamos los principales beneficios para el organismo:

• Aporta gran energía, proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales. Vale la pena decir que sus proteínas contienen todos los aminoácidos esenciales.
• El organismo absorbe con mayor facilidad el calcio de la leche de vaca que el de origen vegetal, un nutriente clave para el fortalecimiento de los huesos.
• El 88% de la leche es agua, por lo que tiene un valor natural como bebida hidratante.
• La leche contiene triptófano, un aminoácido que favorece un sueño de mayor calidad y la reducción del estrés.
• La combinación entre calcio, potasio y magnesio está relacionada con un menor riesgo de hipertensión arterial
• De acuerdo con el World Cancer Research Fund, la gente que consume regularmente leche tiene un riesgo menor de padecer cáncer de colon.
• La ingesta de leche de vaca baja en grasas brinda cierta protección contra la diabetes tipo 2.

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Entonces, ¿por qué existen dudas sobre la conveniencia de la leche de vaca?

Como todo alimento y bebida, los ingredientes de la leche de vaca también pueden generar efectos adversos en ciertas personas. Si bien muchos de sus componentes ofrecen beneficios para el cuerpo humano, otros van hacia la dirección contraria. El ejemplo más revelador es la llamada intolerancia a la lactosa, una condición que enfrenta un amplio porcentaje de la población adulta en varios países.

Como sabemos, la lactosa es el carbohidrato principal que encontramos en esta bebida, la cual a su vez se descompone en glucosa y galactosa en el proceso digestivo. El conflicto está en que muchas personas suelen perder la capacidad para digerir de manera adecuada la lactosa tras la infancia. Solo para darnos una idea, se estima que 75% de la población de todo el mundo padece intolerancia a la lactosa, con una concentración acentuada en regiones como Asia, África y América del Sur.

Las personas con este trastorno alimenticio no logran una adecuada absorción de la lactosa. En consecuencia, el proceso de fermentación del proceso digestivo produce metano y dióxido de carbono. Esta es la razón por la que se presentan gases excesivos, distensión abdominal y hasta diarrea o vómitos.

De igual manera, las dudas sobre la conveniencia de la leche de vaca en la dieta se debe a otros estudios científicos. Por ejemplo, existen investigaciones que asocian su consumo frecuente con un incremento del riesgo de cáncer de próstata en hombres. Sin embargo, no existen resultados concluyentes. Pese a ello, el debate es suficiente para que muchos busquen alternativas. Esto explica en cierta parte la popularidad creciente de opciones como la llamada leche de cáñamo, avena y almendra.

Como recomendación general, los nutriólogos reiteran que la clave está en el consumo moderado de leche, evitando la ingesta de grandes cantidades, especialmente, durante la etapa adulta.

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Referencias: healthline.com