Hubo un tiempo en el que Netflix estrenaba títulos a montones. Películas por aquí, películas por allá. Muchas iban al cesto del desperdicio, infumables. La necesidad de reducir costos y garantizar la rentabilidad obligó a ser un poco más selectivos. Eso incluso favoreció una mayor apuesta por el cine regional. Cuando la gran N estrena títulos como Descansar en paz Crítica, nos queda claro que eligió el camino correcto.

Y no es que el nuevo filme del director Sebastián Borensztein nos parezca soberbio o sublime, pero es el tipo de historias honestas y sin pretensiones que aspiramos a ver con mayor frecuencia. Las ideas están claras, las interpretaciones están al punto y la dirección jamás pierde su rumbo. Por momentos, tambalea, pero no pierde el equilibrio. ¿Pudo ser más? Sí, claro, como todo, pero rueda sobre la vía.

Por si no tienes idea sobre qué trata Descansar en paz, cuenta la historia de un empresario con una buena vida familiar, pero asfixiado por las deudas y problemas financieros. Eso lo lleva a un nivel de endeudamiento que pone en riesgo la seguridad de su esposa e hijos. Las cosas se salen de control, hasta que se le presenta una oportunidad para tomar una decisión radical. Dejar atrás todo, incluyendo a sus seres queridos. Ellos tendrán que lidiar con el dolor de su muerte fingida, pero, al menos, no terminarán en la calle. ¿Puede vivir con ello? No.

Sin más que añadir, ¡vamos con lo que nos gustó y lo que no tanto de Descansar en paz Crítica!

Lo bueno de Descansar en paz

Una historia sólida

Nada se sostiene, si la base es endeble. La novela Descansar en paz: ¿nunca soñaste con dejar todo y empezar de nuevo?, escrita por Martín Baintrub, es un templete firme y coherente. Incluso cuando algunos podrían pensar que la crisis del protagonista es telenovelesca, no tardamos un segundo en derribar esa idea por nuestra cuenta. ¿Quién no ha querido escapar de algún problema? ¿Quién no ha atravesado por un episodio de estrés financiero? Todo se extrapola, pero funciona, porque al final no se siente ficticio.

Descansar en paz tiene una trama sencilla, pero el director y compañía nos ponen tan cerca de los personajes que todo el tiempo se siente humana. La historia no cae en sensacionalismo barato. Quizá por ello, las escenas que están cargadas de emotividad, dolor y drama resultan tan punzantes. ¿Tenemos que mencionar la fuerza de la secuencia donde el protagonista regresa por la manta de su perro y se suelta a llorar como un niño? ¡Algo se nos metió en el ojo!

Un drama convincente y emotivo

La película es descrita en algunos lados como un thriller dramático. Lo cierto es que hay una combinación fresca y apasionada de misterio, suspenso e intriga. Sin embargo, el elemento dominante es el drama del protagonista, quien atraviesa por diferentes etapas. Todas ellas están marcadas por una espina clavada en el pecho: la incapacidad de vivir alejado de los suyos. Fue una medida desesperada, pero no irracional. Solo un error de cálculo.

Nos impresionó la rapidez con qué entramos en sintonía con la historia. Descansar en paz resulta atrapante desde el primer minuto. Hay mucha fuerza incluso en los momentos de calma y unión familiar. Varios de los personajes, especialmente, Sergio y Estela Dayan, tienen escenas que transmiten desesperación y agonía. No es una mirada profunda que emita juicios, los personajes son lo que son, sus actos tienen consecuencias, ellos las pagan y tantán se acabó.

La dirección rítmica y penetrante

El mérito de un director está en saber contar la historia haciendo valer todas las herramientas que hay en la caja. Borensztein mantiene las cosas simples, y ya saben lo que dicen, lo mejor y lo que funciona debe ser sencillo. Nada tiene que ver con la profundidad del mensaje ni su capacidad para avivar la reflexión. Descansar en paz llama a dedicarle más minutos a ese pensamiento de qué pasaría si decidiéramos dejar todo atrás. ¿Podríamos vivir con ello?

El ser humano se construye a través de sus decisiones, las cuales no siempre son racionales o lógicas. Borensztein no tiene mayor propósito que mostrar las consecuencias, tejiendo una red que escapa de dilemas o juicios morales pretenciosos. ¡Eso no importa! La fuerza de la película está en su capacidad para retratar cómo enfrenta un hombre las consecuencias de sus actos, más allá de si decidió de forma correcta o mala. ¿Quiénes somos para juzgar?

Un Joaquín Furriel brillante

Algo que me sorprendió fue la rapidez con que Furriel se gana la empatía del espectador. No hay cosas forzadas, ni escenas sobreactuadas. Incluso cuando surgen ideas cliché, Joaquín dice mucho más que el actor promedio. ¿Por qué pasa esto? El protagonista tiene una descomunal capacidad para transmitir frases y pensamientos con una sola mirada. Furriel nos sorprendió de forma grata. Claro que queremos ver más películas de él.

Sabe cómo reflejar el conflicto que lo atraganta, pero también los momentos de paz y amor profundo hacia sus hijos. Conecta de inmediato con todos los que le rodean. La relación con Griselda fluye con naturalidad y cadencia. Nuestras escenas preferidas son cuando se presenta como un ser humano roto alejado de su patria y las personas que no ha dejado de amar.

Lo malo de Descansar en paz

Casi descarrila en la recta final

La película Descansar en paz pisa el acelerador en la media hora final y eso casi provoca un accidente. Por momentos, deja atisbos de incoherencia, pero los tropiezos no son tan graves como para que el director pierda el volante. Todo marcha perfecto hasta que decide regresar a la Argentina. Sentimos que hubo confusión en la manera de abordar esta parte de la historia. Quizá las secuencias se sienten forzadas, pues incluso vemos un poco incómodo a Furriel. Para nosotros, la cinta es más auténtica y penetrante durante la primera mitad. Algo se pudo haber hecho diferente.

El desenlace no es tan potente ni original

En su afán de no armar un espectáculo dramático que se sintiera telenovelesco, el cierre de Descansar en paz carece de fuerza. Tristemente, eso es lo que termina pareciendo, una secuencia que solo alcanza a salvarse por la calidad y compromiso de los actores. Al menos, no cae en contradicciones. El director se toma muy en serio eso de no dar explicaciones sobre nada, pero como espectador deseamos que el desenlace nos acomode un buen golpe en estómago.

¿Buena o mala?

Descansar en paz es una buena película, un drama familiar diferente que logra atraparte en el conflicto interno del protagonista. Esta es la historia de un hombre sensato, pero agobiado por sus preocupaciones económicas. Esa es una enfermedad común, un padecimiento que ocurre a todos los niveles. Pan de todos los días.

Terminamos de ver la cinta sin enemistades ni dedos apuntando a villanos. Aquí no hay malos, ni enemigos, solo las circunstancias de la vida resquebrajando a un esposo y padre de familia. No hay una cónyuge incomprensiva, un prestamista deshumano o un protagonista ambicioso. Descansar en paz en un drama que puede sembrar algo de miedo y angustia. Imagina que escapar no es la solución; al final del día, el ser humano siempre tendrá que cargar con las consecuencias de sus actos, sus fantasmas y esperanzas rotas.

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